jueves, 14 de febrero de 2013


LOS NIÑ@S MÁS FELICES DEL MUNDO
 

Es un hecho contrastado y fundamental que el afecto que mostramos a nuestros hijos es la herramienta más importante de esa obra de ingeniería emocional en la que se convierte el procurarles un desarrollo integral, completo y sano. Los niños, sin excepciones, necesitan ser y sentirse queridos, con palabras, gestos y hechos. Si no reciben este sustento afectivo, pueden empezar a surgir dudas acerca de sí mismos y sobre los que les rodean.

La mejor manera de transmitir afecto a nuestros hijos es, evidentemente, decírselo, de todas las formas posibles y en varias ocasiones (¡hay muchos momentos ideales a lo largo del día!). Pero hay otras maneras. Y una de las más poderosas, efectivas y, cómo no, divertidas, para los pequeños y los grandes, es JUGAR. Un/a pequeño/a ve y siente que es querido cuando un adulto deja todas sus ocupaciones para pasar TIEMPO con él/ella. De esta manera, el mensaje que transmitimos le hace sentirse importante, necesario/a para nosotros, y por tanto, ¡el/la niño/a más feliz del mundo!. Esto fortalece, entre otras muchas facetas, dos elementos esenciales: su autoestima y su identidad.

Por tanto, si jugar es una manera maravillosa de mostrar afecto a nuestros hijos, y además favorece su desarrollo,… ¡los JUGUETES se convierten en unos “cachivaches” importantísimos!. Con ellos, los adultos tenemos la excusa perfecta para pasar un rato con nuestros pequeños, un espacio donde además podemos encontrar otras recompensas para todos; podemos fomentar el diálogo o simplemente la expresión verbal, manejar normas para que vayan familiarizándose con la importancia de las mismas, cuando participan varios, reforzar valores como la solidaridad, el placer de compartir, la tolerancia, etcétera. Sin olvidar, por supuesto, la ¡¡¡DIVERSIÓN!!!
 


                                                           Sergio Hernández Hernández. Psicólogo

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